Un proyecto, marcadamente singular, concebido a partir de la rehabilitación de una nave en desuso, antiguo almacén de mercancías, que alberga ahora la exposición. Con una extensión de cerca de 2.000 m2, está distribuida en tres amplias salas diáfanas, de techos altos, en las que destaca el contraste cromático blanco y negro.
Asimismo, se contempla el aprovechamiento de elementos con interés arquitectónico a través de la reforma de cuatro viejos silos de una cementera que ha derivado en un nuevo espacio, destinado a tienda y cafetería, en el que se ha decidido preservar su originaria estética industrial así como parte de su antigua maquinaria.
Una serie de contenedores portuarios apilados, integrados como elemento decorativo, completan esta emblemática actuación que introduce al visitante en una experiencia única y envolvente en la que descubrir al artista y experimentar su obra.